Anivel deportivo los equipos pasan por fases de debilidad, fortaleza, regularidad, fomentar ilusiones... Todo es posible y puede suceder, de todo negativo a todo positivo hasta de nuevo volver a la incertidumbre por no mantener la consistencia y la contundencia cuando los resultados frustran la competencia y activan las dudas antes no vinculantes por la efectividad puntual. Y estos tramos de campeonato de altibajos lo acusa el Recreativo cuando restan 10 jornadas, que según los técnicos es donde se adquiere el máximo de protagonismo, que engrandece a los equipos.

La primera vuelta dejó la irrupción del Decano en progresión hasta alcanzar en la jornada 17 la zona de playoff (lleva tres meses en el quinto puesto) y le abrió las puertas de la viva complacencia de adeptos y críticos con el anhelo de la esperanza de expectativas de lo que estaba por venir. Y llega la segunda vuelta entre inseguridad e inquietud por la inestabilidad del bloque, las interrogantes y los nervios, así en los últimos envites expulsiones en el cuerpo técnico, trifulca en el túnel de vestuarios. La realidad rubrica que todo se acusa: nueve partidos, nueve puntos.

El Recreativo está bajo la doble amenaza de sus propios recelos y la vigilancia estrecha de sus perseguidores, en especial del Ceuta, que tras perder en Huelva y distanciarse nueve puntos ha recortado siete en tres jornadas, las mismas que llevan los recreativistas sin ganar. El quinto puesto todavía fortalece las creencias, pero la mejor medicina es el tratamiento de victorias. Y existe tanta disputa que la oposición aumenta en la igualdad. El ejemplo del Mérida, que terminó la primera vuelta en descenso y tras siete partidos invicto con 14 puntos (ganando al Castellón y empate en Ibiza) sigue abajo por el frenazo casero frente al Alcoyano. ¿El Recreativo está preparado ahora para el gran momento de un desafío mayúsculo imprevisto? El juramento interno es que no se dude del equipo.